jueves, 2 de diciembre de 2010

Cìclope

En tus manos
lo tangible de lo desconocido
se convierte en un silencio còmodo
que acaricia el pasto de una inercia cualquiera;
el afecto se vuelve
la respuesta natural a lo que dices
y la cercanìa hace a tus dos ojos
convertirse en copias solapadas,
cada uno del otro.
En la noche quedan restos
de la humedad de la tarde en mi pelo
y una falda sucia
impregnada con tu olor a tierra mojada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sin duda uno de los escritos más abstractos que he leído; muy personal. Al final me quedó un sabor de boca extraño de incertudumbre. Nos leemos luego.