Se ha vuelto bastante innecesario
eso de hallarle lados suaves a las cosas,
de amarlas.
Dicen que estàbamos hechos de la misma tristeza.
Yo, lamentablemente pienso,
somos antònimos de racionalidades.
Podrìamos decir que la cosa
era asì:
a mì me tranquilizan los domingos,
a ti te fascina que me tranquilicen los domingos.
La cosa
no tenìa sentido...
domingo, 22 de agosto de 2010
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